EL VIVIDOR
Tras comerme un buen asado,
con mucha grasa y aceite,
me fume medio paquete,
y el coñac, ya fue un deleite.
Luego me senté tranquilo,
para ver un buen partido
una bolsa de patatas,
de cervezas doce latas,
y pronto quede dormido.
La grasa de mis arterias ,
parecía una cosa seria
pero yo siempre decía:
¡Aquí que no haya miseria!
Un día note un dolorcillo
en el brazo y en el pecho,
y por no tomarlo en serio
ahora habito el cementerio.
Tras comerme un buen asado,
con mucha grasa y aceite,
me fume medio paquete,
y el coñac, ya fue un deleite.
Luego me senté tranquilo,
para ver un buen partido
una bolsa de patatas,
de cervezas doce latas,
y pronto quede dormido.
La grasa de mis arterias ,
parecía una cosa seria
pero yo siempre decía:
¡Aquí que no haya miseria!
Un día note un dolorcillo
en el brazo y en el pecho,
y por no tomarlo en serio
ahora habito el cementerio.
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