El experto.
A sus treinta y tantos años Lucas había dado y recibido muchas clases de besos: besos fraternales, besos apasionados, besos de película, besos de compromiso, apretados, secos, húmedos, sabrosos , malolientes, besos salvajes, besos castos, incluso recibió en una ocasión el temido beso de la muerte...
Había besado a mujeres, hombres, perros, gatos, plantas, dinero, billetes de lotería, a la televisión, a su coche,y recordaba entre neblinas etílicas haber besado con lengua a una cabra cuando hizo la mili.
Por lo tanto, era de la opinión de que a estas alturas nada podía ya sorprenderle en cuestión de besos.
Pero, como uno comprende con el tiempo, el universo espera pacientemente a que tengamos la certeza sobre cualquier asunto, que estemos seguros de algo, para demostrar que estamos completamente equivocados.
Así que, cuando besó a aquella chica en una tarde de verano, le ocurrió algo que jamás le había pasado.
Se enamoró.
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