martes, 6 de diciembre de 2011

Cuando el diablo se sube a tu espalda.

Cuando el diablo se sube a tu espalda.

Padezco desde la adolescencia de "parálisis del sueño". Consiste en que mi cerebro activa la conciencia antes que el cuerpo. Vamos, lo contrario que un sonámbulo. He investigado sobre el tema, me inquietó descubrir que en África se llama a este fenómeno,"cuando el diablo se sube a tu espalda", y que en muchos otros sitios lo consideran una especie de posesión. Pero ya lo tengo superado. Al menos eso pensaba hasta hace un momento..Al despertar, paralizado, sin poder abrir los ojos siquiera, he percibido inmediatamente que no estaba solo. Alguien o algo está conmigo en la habitación, y no he recuperado el movimiento en dos o tres minutos como habitualmente. Han debido pasar horas. Noto como el odio que desprende ese ser, o lo que sea, llega hasta mi como en hondas. Intento gritar, pero es inútil. Estoy perdiendo el juicio. quiero que esto termine. Deseo la muerte.  Se que sonríe.

NO TE GIRES

NO TE GIRES 


Estaba sentada frente al ordenador, navegando en un mar de páginas web que se enlazaban hasta el infinito.Sin saber como, ante ella se abrió una web donde únicamente aparecía la frase "NO TE GIRES, SI VALORAS TU VIDA NO MIRES DETRÁS DE TI". Casi de inmediato noto esa sensación, ese hormigueo que se tiene al ser observado fijamente. "Menuda chorrada", pensó, "ni que fuera la mujer de Lot". Pero no se giró. Por si acaso.
Se le erizó el vello de los brazos, un escalofrío recorrió lentamente su columna vertebral. Notó la boca seca, y el corazón acelerado. Era una locura, una broma de un quinceañero que de algún modo sugestionaba al que entraba en la pagina. Pero no se giró. No se giró, principalmente porque en la esquina superior derecha de la pantalla vio el reflejo de algo horrible, con una forma vagamente humana. Y el brillo de unos dientes y unas garras largos, muy largos...

EL VIVIDOR

EL VIVIDOR

Tras comerme un buen asado,
con mucha grasa y aceite,
me fume medio paquete,  
y el coñac, ya fue un deleite.

Luego me senté tranquilo, 
para ver un buen partido
una bolsa de patatas, 
de cervezas doce latas, 
y pronto quede dormido.

La grasa de mis arterias ,
parecía una cosa seria 
pero yo siempre decía:
¡Aquí que no haya miseria!

Un día note un dolorcillo
en el brazo y en el  pecho, 
y por no tomarlo en serio 
ahora habito el cementerio.

La oxidada memoria del caballero

La oxidada memoria del caballero 

Cuantas mas vueltas le doy menos claro lo tengo. Es como cuando despiertas e intentas recordar lo que estabas soñando. Y el argumento  del sueño se te resbala de la memoria  como el agua entre las manos.  Se que tiene que ver con una mujer de la que yo estaba enamorado . Se que me acompañaba en mi camino un amigo, panzudo y bajo.  Y que viví muchas aventuras. Y se que todo esto comenzó en un lugar de la mancha de cuyo nombre no puedo acordarme... Maldito alzheimer.

EL PATRÓN

EL PATRÓN

Un colega decía que existen dos clases de abogados: El ambicioso y el perdedor. Yo opino que existe una tercera clase. Y López era de esa clase, sin duda alguna.


Aparecía de pronto, tras meses sin dar señales de vida. Como llegado de otro planeta. Y entonces te enterabas de que llevaba la defensa de algún pobrecillo, siempre casos que se sabían perdidos de antemano. Nadie entendía como lo hacía, pero siempre, y contra todo pronóstico, ganaba. Y nunca levantó la menor sospecha de jugar sucio. Pero el fallo siempre era a favor de su cliente. Jamás lo comprendí. Hasta la semana pasada, que asistí a la procesión del patrón del pueblo de mi mujer. San Judas Tadeo que según me dijeron es el patrón de las causas perdidas. Clavadito a López

El deber cumplido


 
El deber cumplido

Un apuesto joven al que besó en los labios con dulzura. Y cuyo número anoté cuidadosamente.


Ella.

Varios niños que sollozaban continuamente.

Un hombre diminuto con pinta de asmático. Y una vieja que murmuraba algo constantemente, en un lenguaje incomprensible.

Eran el último grupo. Cerré la puerta del vagón y olvidé todos sus rostros instantáneamente. Todos. Excepto el de ella. Era hermosa aquella judía, tanto como para enamorarme, para hacerme perder la cabeza. Por desgracia yo no me podía permitir ese lujo. Debía cumplir con mi deber.

El último

El último 

Me sostiene la mirada con insolencia, desafiante, con su único ojo de color castaño. Y yo tengo ganas de aplastarlo de un puñetazo


.- Pero entonces me quedaré solo- me digo a mi mismo.

Me entra el pánico. Y me contengo. Que extraño resulta amar y odiar a la vez. Es una corriente alterna de sensaciones, de sentimientos, y de emociones que te mantiene inmóvil, estático, indeciso.

Estoy agotado, comienza a amanecer y llevo toda la noche aquí parado. Intentando cortar el cordón umbilical que nos une. Mirándolo una, y otra, y otra vez. Luchando por mantener mí promesa. Con un encendedor en la mano derecha, y él, mi último cigarro (lo juro), en la izquierda. 

La vida eterna.


La vida eterna.

Smith despertó en el año 4000, comprendió que su familia  había tomado en serio aquello de que deseaba ser congelado como Walt Disney.
La tierra era ahora un planeta extraño lleno de androides, ciborgs, animales mutantes y otras locuras que su cerebro era incapaz de asimilar.
Smith era profundamente conservador, por eso se alegro al saber que aún había sacerdotes, y se seguía practicando su religión. Al menos podría agarrarse a su fe para mantener a flote su cordura.
El sacerdote se llamaba Lorenz 32, era totalmente normal, hasta vestía una anticuada sotana. Smith le preguntó por el 32.
-Como no había vocaciones se decidió que los curas que quedábamos fuéramos clonados hasta el día del juicio final.
-¡Pero eso es una aberración!- Gritó Smith.
-Me ofende, sepa que mi marido y yo llevamos 1700 años sirviendo a la iglesia con devoción.
A Smith le dio un infarto, y fue imposible reanimarlo, o clonarlo. Parecía desear la muerte eterna.

Alivio inmediato.


Alivio inmediato.

El avance de la nanotecnología fue crucial para la supervivencia de la raza humana. Las nuevas pastillas estaban compuestas por millones de nanobots, que actuaban eficazmente en cualquier parte del cuerpo, con solo desearlo, y proporcionaban un alivio inmediato al paciente.
Pronto su uso se universalizo, ante la menor incomodidad, el usuario solo debía desear que esta desapareciera, y así ocurría en pocos segundos. La gente comenzó a utilizarlas para sentirse feliz, enamorado, alegre, e incluso tener un orgasmo constante. Así llego una edad dorada de paz y armonía.
Cuando nuestras tropas llegaron a la tierra, nadie se les enfrento, únicamente encontramos millones de humanos babeantes, con una estúpida sonrisa dibujada en el rostro. Fue una paseo militar, los eliminamos a todos y tomamos posesión del planeta.
Verdaderamente, la nanotecnología fue crucial para la supervivencia de la raza humana.

EL VIEJO

EL VIEJO

El anciano abogado caminaba con paso mas firme de lo que en realidad el cuerpo le permitía. Como queriendo aparentar una vitalidad que desapareció hacía mucho. Paso por delante de la hoguera en la que se calentaban unos mendigos. Observó el menú de estos, a base restos de un restaurante cercano. Y rememoró los cientos de pleitos en los que había intervenido en defensa de la justicia social. Las veces que le ofrecieron una jugosa comisión a cambio de dejarse ganar. Y que el siempre rechazó. Pensó que quizá esa fue la clave, su honradez inquebrantable, que enfureció a algún pez gordo...Pero ya no importaba. Todo aquello pasó. Así que se sentó con sus compañeros de puente y comió junto a ellos.

LA CHISPA





LA CHISPA


Observaba la hipnótica danza que interpretaban las llamas en la hoguera de la calle.

Compartía menú con el presidente del tribunal (del que yo formaba parte como magistrado), el fiscal, y uno de los letrados.

-La culpa es del legislador, nosotros nos limitamos a aplicar las leyes.-Se lamentó el presidente.

-Si la oposición no se hubiese empecinado en crear la comisión de investigación, y esta no hubiese sido tan meticulosa, no habríamos llegado a este punto.-Le respondió el fiscal.

Yo no dije nada, pensé que la clave fue que resultara absuelto un político corrupto que había robado cientos de millones, y dejado en el paro a miles de trabajadores. ¡En un país que rondaba los siete millones de parados!.

Y seguí observando como la multitud levantaba barricadas y prendía fuego a los vehículos.

EL DICTADOR


EL DICTADOR

El dictador repasó por última vez el decreto. En el prohibía a todos los hombres del país el uso de pantalón corto, por ser indecoroso, y degradar la imagen de la nación.


Estaba satisfecho con la redacción, y, dando por terminada la tarea, se dispuso a partir. En una hora pasaría revista a las tropas, y asistiría al fusilamiento de un grupo de opositores. Se enfundó el sable de gala y se alisó el bigote frente al espejo. La imagen que este le devolvía le agradó. Imponía respeto, o mejor aún, terror, y eso era lo que quería transmitir. Era la única manera de mantener tranquilo al populacho.

Cuando se disponía a salir de palacio, una terrible voz, más autoritaria aún que la suya le gritó:

- ¡Fernandito! ¿Te has quitado esos ridículos pantalones que te hacen parecer un invertido?

No contesto a su madre, y se alejó en silencio mientras las orejas le enrojecían.

Alivio inmediato.

Alivio inmediato. 

El avance de la nanotecnología fue crucial para la supervivencia de la raza humana. Las nuevas pastillas estaban compuestas por millones de nanobots, que actuaban eficazmente en cualquier parte del cuerpo, con solo desearlo, y proporcionaban un alivio inmediato al paciente.


Pronto su uso se universalizo, ante la menor incomodidad, el usuario solo debía desear que esta desapareciera, y así ocurría en pocos segundos. La gente comenzó a utilizarlas para sentirse feliz, enamorado, alegre, e incluso tener un orgasmo constante. Así llego una edad dorada de paz y armonía.

Cuando nuestras tropas llegaron a la tierra, nadie se les enfrento, únicamente encontramos millones de humanos babeantes, con una estúpida sonrisa dibujada en el rostro. Fue una paseo militar, los eliminamos a todos y tomamos posesión del planeta.

Verdaderamente, la nanotecnología fue crucial para la supervivencia de la raza humana.

Enamoradora.

Enamoradora. 

Durante el interrogatorio lo negó todo, no obstante, la Juez decretó auto de conclusión del sumario. En el tribunal, (compuesto únicamente por magistrados masculinos) fue otro cantar. Todos se enamoraron de ella, de su voz, de su cara de ángel, incluso el fiscal enrojecía cada vez que la miraba. El público asistente se apretujaba en la sala como sardinas en lata. Todo hombres, y todos enamorados de ella.


De nada sirvieron las abrumadoras pruebas en su contra, el paraguas ensangrentado con sus huellas, los testigos del crimen (cuatro clientas de una peluquería), ni la grabación de la cámara de una sucursal bancaria. Se le declaró inocente. Cuando se le notificó la sentencia se limitó a sonreír, cándida como un monaguillo.

Yo también la amaba, incluso mientras me incrustaba un palmo de su afilado paraguas en el gaznate.

Un tipo gris.

Un tipo gris.
¿Por qué me mira así?. Desde que salí de casa noto que la gente me observa, oigo sus cuchicheos a mi paso, siento sus miradas fijas en mí, como una punzada. No tiene sentido, yo no tengo nada de especial, soy un tipo gris, normal y corriente, y me gusta serlo. Detesto llamar la atención. Me inquieta esta sensación de ser vigilado continuamente...


Quizá debería solicitar un cambio de destino, puede que los humanos no estén tan acostumbrados a tratar con los grises como creía... 

Decidido.

Me comeré un par de ellos y llamaré a la central.

El experto.


El experto.

A sus treinta y tantos años Lucas había dado y recibido muchas clases de besos: besos fraternales, besos apasionados, besos de película, besos de compromiso, apretados, secos, húmedos, sabrosos , malolientes, besos salvajes, besos castos, incluso recibió en una ocasión el temido beso de la muerte...

Había besado a mujeres, hombres, perros, gatos, plantas, dinero, billetes de lotería, a la televisión, a su coche,y recordaba entre neblinas etílicas haber besado con lengua a una cabra cuando hizo la mili.

Por lo tanto, era de la opinión de que a estas alturas nada podía ya sorprenderle en cuestión de besos.

Pero, como uno comprende con el tiempo, el universo espera pacientemente a que tengamos la certeza sobre cualquier asunto, que estemos seguros de algo, para demostrar que estamos completamente equivocados.

Así que, cuando besó a aquella chica en una tarde de verano, le ocurrió algo que jamás le había pasado.

Se enamoró.

Elemental

Elemental 

No era un fantasma quien surgió entre la niebla. Pero igualmente me heló la sangre su visión. Cubría su rostro con una capucha, y en cada mano portaba una cabeza humana. Cuando me vio, las soltó, y se abalanzó sobre mí a una velocidad asombrosa para su elevada estatura. Por suerte yo tenía el revolver desenfundado, y disparé tres veces antes de que me alcanzara. La colisión fue tremenda, salí despedido a varios metros. Pero me incorpore contento, ¡Había acabado con Jack el destripador! Comprobé que me encontraba bien, y me aproxime al cuerpo. El reloj de la Torre de Londres marcaba casi las doce de la noche. Lentamente retiré la capucha con la punta de mi bastón. El corazón se me paró para siempre, al descubrir, que el cruel asesino no era otro que mi querido amigo Watson. Mi compañero de pesquisas.

Traspaso de poderes.

Traspaso de poderes. 

No era un fantasma quien surgió entre la niebla. Pero lo parecía, Doc tenía ante sí a "El devorador”, el criminal más poderoso y brutal de la historia. Un tipo sin rostro, al que había seguido los pasos años. Llegaba el momento de cobrarse las deudas, sobre todo la muerte de Ángela. Era inmenso, una mole deforme que introducía su mano en un bol repleto de moscas sin alas y las comía a puñados. Sonrió al verle, (las moscas escapaban de su boca), y le dijo: -Yo también te buscaba, necesito un sustituto. A continuación se abalanzó y le mordió a una velocidad pasmosa para un tipo tan increíblemente gordo. Doc se zafó y le vació el cargador entero. El devorador estaba muerto, aunque algo había salido mal, de pronto, las moscas le parecían un suculento manjar. 

Ni sexo, ni drogas, ni rock&roll.

Ni sexo, ni drogas, ni rock&roll.
Rutinariamente, intercambio sus pulseras identificativas por tickets de copas, y las revendo a otros.
Con eso llego, más mal que bien, a fin de mes. 
Cuando finaliza el concierto, regreso al cuchitril donde sobrevivo, y me pregunto, mientras estiro de mis patillas ya canosas, que pasó. En que momento, y por que razón el rock, mí único amor, me echó de una patada del escenario, y me obligó a contemplarlo desde abajo, día tras día. Arrojándome las migajas como a una paloma moribunda.

Error 404.

Error 404.


Rutinariamente, intercambio sus pulseras identificativas.  Así un niño que debería ser agricultor será, por ejemplo, filósofo, y viceversa. Es mi manera de vengarme del gran computador central que decide el destino de todos.  Quiso que yo fuera un simple procesador de niños.  Evidentemente se equivocó.  Cuando se quieran dar cuenta, los obtusos se encargarán de las tareas más delicadas y el planeta entero se colapsará.  Será mi regalo de agradecimiento  envuelto en ira, frustración y odio. Variables que en el gran ordenador provocarían un error.

A VIDA O MUERTE.

A VIDA O MUERTE.

Algunos lloran. Pero la mayoría apretamos los puños con rabia, y guardamos silencio.Nos están humillando, aquí, en nuestro territorio, en nuestra propia casa...-Se nos acaba el tiempo papá –dice mi hijo. –No podemos hacer nada.-Esto no debería estar pasando, -le contesto. -Hemos seleccionado cuidadosamente a los mejores entre nosotros para defender nuestra causa.Soñamos, deleitándonos, con el momento de la venganza.Será apoteósico, los machacaremos. ¡Los  aplastaremos!, ¡No tendremos piedad! Grito con todas mis fuerzas, necesitamos un milagro.Como se suele decir, el futbol es así.

Fin de fiesta.


Fin de fiesta.


Como los ángeles al caer el sol. Como el último habitante de un planeta moribundo. Así me sentía yo.

Antes todo fueron risas, abrazos, besos, canciones, baile... y palmaditas en la espalda.

Pero la fortuna sonríe por tiempo limitado, y el hombre suele ser previsor demasiado tarde.

Todos se marcharon. La fiesta terminó.

LA SETA

LA SETA Desde mi niñez, cada año, espero con ansia la llegada del otoño. Es esta la mejor época para buscar setas y dedicarme a ello era para mi algo más que un pasatiempo. Me introduje en este mundo a través de mis padres, y tras casarme aficioné a mi esposa, así que el año del incidente nos encontrábamos juntos en medio de la Sierra de Segura buscando nuevas especies. Ya no nos conformábamos con recolectar las especies comestibles, atrapados por la micología suspirábamos por descubrir alguna seta no catalogada y dejar así boquiabiertos a nuestros colegas de la Asociación “Amanita“. Soñábamos incluso con ponerle nombre a la nueva especie. La cuestión es que llevábamos ya casi dos semanas peinando una zona especialmente propicia, pero aparte de algunos ejemplares magníficos, deAmanita Muscaria y de Amanita Cesárea, no habíamos encontrado nada nuevo. Decidimos internarnos en una zona que aún no habíamos explorado, por ser especialmente abrupta, plagada de zarzas que nos arañaban la cara y se nos enredaban continuamente en el pelo y en la ropa. Tras una hora mas o menos de penoso avance, de repente las zarzas y los espinos se retiraron, para dar paso a un amplio prado, encajado en un pequeño valle, por el centro del cual discurría un arroyo. -¡ Atención, este parece un buen sitio, y aquí no hemos estado nunca!. -Le dije a Laura. - Si, eso parece, pero no cuentes conmigo para volver aquí, prefiero escalar el Everest.- Me contestó. Decidí que cada uno investigara a un lado del arroyo, y sin detenernos nos pusimos manos a la obra. Lo cierto es que aquel prado resultaba perturbador, con una atmósfera irreal, como de otro planeta. Estaba concluyendo mi exploración cuando Laura profirió un sonoro grito. Sin pensarlo dos veces me lancé a la carrera en su busca. No dijo nada, sólo señaló hacia un punto enfrente suyo. Entonces los vi. Dos magníficos ejemplares, de una especie desconocida para el hombre, sin ningún género de duda se trataba de un extraordinario hallazgo. Eran estas setas de un color amarillo intenso, casi fluorescente. Con un pie largo y esbelto, de unos quince centímetros, sin anillos. El sombrero era grande, al menos del doble que la altura. Al acercarnos para observar los detalles percibimos un aroma desconocido. Tan intenso y agradable que me sentí desfallecer de placer. De pronto comencé a sentir un ansia inmensa, una brutal necesidad física de comer aquellas setas. No pude resistirme, creo que mi cerebro ni siquiera se planteo la posibilidad de no engullir aquel extraño hongo. Cuando terminé pude comprobar que Laura había dado buena cuenta del otro ejemplar. -¿Pero que nos ha pasado?. ¿Podemos habernos envenenado?- Exclamó Laura casi llorando. -Es muy posible, debemos darnos prisa en volver y buscar un médico, pero no te preocupes seguro que no son venenosas, se asemejan bastante a una especie muy utilizada en la cocina rumana.-Mentí para tranquilizarla. La lástima era no disponer de una muestra para analizar, ya que habíamos engullido los dos únicos ejemplares hasta la raíz. Así, después del inesperado almuerzo iniciamos una loca carrera a través de la maraña de zarzas, en busca de ayuda. Por desgracia, era tan accidentado el camino y tan densa la vegetación que fuimos a aparecer en un lugar desconocido. Decidimos continuar hacia el sur, ya que en teoría antes o después nos toparíamos con la carretera y ya, siguiéndola, encontraríamos nuestro coche. Cuando llevábamos andando unos treinta minutos, nos detuvimos un instante para recuperar el aliento. De repente, noté un golpe no muy fuerte en la cabeza. Miré hacia arriba para ver el origen del objeto que me había golpeado. No podía creerlo. Cientos, tal vez miles, de pequeñas ardillas nos observaban en silencio desde los pinos que nos rodeaban. - Creo que estamos empezando a alucinar por el veneno.- Gimió Laura. Seguidamente uno de los roedores descendió un poco hacía nosotros. Parecía sonreír. Me miró fijamente y dijo: -¡A por ellos!. Al instante una lluvia de piñas verdes nos acribillo sin compasión mientras las malditas ardillas reían de forma enloquecida. Corrimos tanto como pudimos, pero eran rápidas las condenadas. Al fin, tras mucho rato, nos dejaron en paz. Así, arañados, magullados y sudorosos, nos tumbamos entre unos helechos. Por un momento entrecerré los ojos, estaba agotado y el sueño me resultaba tentador. Pero comprendí el peligro que conllevaba, ya que un extraño veneno corría con seguridad por nuestros torrentes sanguíneos. Así que abrí los ojos... A menos de un palmo de mi cara tenía un enorme morrazo. El dueño era el jabalí más grande que he visto en mi vida. Me quedé paralizado de terror. Cuando me espeto: -¡Estáis en nuestra cama gorrones! ¡Largo! Me puse en pié de un salto. Laura estaba adormecida, de pronto, un colega del anterior situó los cuartos traseros junto a su cara, y soltó una increíble ventosidad. Mi pobre mujer casi se desmayó del susto y de la inconcebible pestilencia que se apoderó de ella. Al mismo tiempo descubrí que el lecho donde me había tumbado se componía principalmente de excrementos de nuestros nuevos amigos porcinos. Otra vez a correr. Por suerte, como se suele decir,” dios aprieta pero no ahoga“. Tras un rato de carrera nos detuvimos a beber en un arroyo. Y Laura , que tiene una vista prodigiosa creyó ver una luz y movimiento de personas. Nos acercamos al lugar . -¡Por favor, ayúdennos!¡Nos hemos intoxicado con unas setas, necesitamos que nos lleven a un centro de salud! El grupo de personas, (unas cincuenta), enmudeció al vernos. Estaban ataviados con extraños ropajes. De entre ellos se destacó un hombre de larga barba, de unos cincuenta años, que llevaba en la cabeza lo que me parecieron unos cuernos de muflón. -¡Ellos son los herejes!. ¡Cogedlos, han de pagar por el sacrilegio!.-Grito con una voz demasiado aguda para un hombre de su edad. Seguidamente se abalanzaron sobre nosotros. Maldije nuestra suerte, y , en un momento de lucidez me puse a correr con Laura de la mano. Al pasar junto a un peñasco alguien me llamó. - Tío, venid por aquí. Me giré, se trataba de un hippie de pies a cabeza, como los de los años sesenta. Decidí seguirlo, estábamos en las últimas y la multitud enloquecida nos pisaba los talones. Me llamo Sol luminoso. –Dijo, mientras nos guiaba por un sendero medio oculto por los arbustos.- No debisteis comer esas setas. Ahora corréis peligro. ¿Pero que quiere esa gente, tanto les importa un par de setas asquerosas? –Pregunto Laura. Esos tipos son muy peligrosos, se trata de una secta adoradora de La Gran Seta Mutante, una seta que surgió en las orillas del Segura a raíz de la contaminación y que ellos trajeron aquí. Parece ser que tiene increíbles propiedades, con las que planean dominar el mundo. Además son murcianos.- Nos explicó Sol Luminoso. Dios santo, estamos acabados. ¿Y tu como sabes todo eso? ¿Quién eres? Soy un agente secreto de la CIA, hace semanas que los vigilo. ¿En serio? –Pregunté. No, es broma, en realidad todos en la Sierra conocemos a estos pirados. Yo venía de regar mi, ejem, huerto y por casualidad os vi y decidí ayudaros. En primer lugar, nos dijo, debía desintoxicarnos, para lo que nos llevó a su cortijo donde nos preparo una infusión depurativa según nos dijo. Luego nos acompañaría al coche. Tras la infusión me quedé dormido. Despertamos en nuestro coche. Nunca más he sabido de Sol Luminoso ni de animales que hablan. Pero, si vais a buscar setas y encontráis algo raro. Corred. 

Pareja de ases.

Pareja de ases. 

Pedro, el oculista, ha salido corriendo. Arruinado. Es el tercero de la noche. 


Aparece un nuevo jugador, parece diferente, transmite algo desagradable, pero no le doy importancia. Al fin y al cabo yo cuento con mi “cualidad”, así que no hay que preocuparse. Lo desplumaré como a los demás y luego me tomaré cuatro copas.

Se reparten cartas, tengo un par de reyes. Me “introduzco” en el gordo de la derecha, no tiene nada. 

Voy a por el nuevo. 

Algo va mal, pienso mientras me sonríe desde mi propio cuerpo.

Se está muriendo.

No habrá próxima partida.

Espíritu de contradicción.

Espíritu de contradicción. 

Hace ya tiempo que aquí nadie cree en los milagros. Hace siglos que expulsamos a dios de la ecuación del paraíso. Nos deshicimos de absurdas supersticiones. 
Ahora dominamos la materia y la energía. Nada escapa ya a nuestra comprensión. Somos el centro del universo. El principio y el fin. El universo nos pertenece.
Ya se aproxima. Es imposible, lo hemos probado todo, nada ha funcionado. El asteroide está aquí.
Solo nos queda rezar.

LA MEZCLA.

LA MEZCLA. Te detienes un momento en tu camino hacia el trabajo, sorprendido por un aroma inedito. Una sorprendente esencia debe producirlo ,puesto que te evoca sentimientos contrapuestos.Por supuesto eres incapaz de reconocerlo, porque es una mezcla de varios olores, una combinación única e irrepetible: El perfume de una chica enamorada, el guiso de una madre , el jabón infantil de una guardería y la madera noble del piano de cola que se te viene encima desde un octavo piso.

EL DESCENSO.


EL DESCENSO.


La sima era oscura, negra, y engullía la tímida luz que desprendía su casco, con voracidad demoniaca.
Hacía mucho que había comenzado el descenso,aquel foso parecía no tener fin. No recordaba como empezó aquello, ni que finalidad perseguía, sólo sabía que debía llegar abajo.
Al fin vislumbró el suelo, en unos segundos pudo soltarse de aquella cuerda kilométrica.
Descubrió que alguien le estaba esperando. Observo que eran iguales , como gemelos.
Este mientras sonreía con malicia únicamente dijo: "Nunca despertaras del coma, bienvenido a tu infierno".

Todo junto

He creado este blog con la intención de reunir todos, o al menos, la mayoría de los relatos, microrrelatos y poesías que he escrito en los últimos años. Espero que te guste.